Las servilletas son una de las mejores aliadas del decoupage. Son baratas, hay un gran surtido y no requieren tanto barniz como cuando utilizamos papel de regalo o folios impresos.
Es mejor buscarlas con motivos bien definidos para que no sean muy dificultosas al recortar, ya que el papel se rompe fácilmente. Una vez recortadas, hay que quitarles las dos capas de papel que vienen debajo del dibujo y pegaremos sólo la parte más superficial.
Cuanto mejor recortada esté la imagen que queremos pegar, mejor nos quedará el efecto de pintado sobre la madera. Si hay motivos con partes imposibles de recortar, como podrían ser unos tallos muy finos en unas flores, podemos pintarlos después de pegadas.
Yo utilizo también la cola blanca para pegarlas, pero en lugar de extenderla sobre el recorte, la extiendo sobre la superficie donde lo voy a colocar. Al secarse se vuelve transparente y no se notará, aunque hay que tener que cuidado cuando pegamos sobre colores oscuros, ya que la cola adquiere otro tonalidad y destaca más en las partes que no tienen recorte.
El proceso es el mismo que en el anterior: lijar la madera, cubrirla con una buena imprimación para tapar los poros, darle varias capas de pintura, pegar los recortes y finalmente, barnizar con bastantes capas, dando un suave lijado entre capa y capa, para que quede más lisa la superficie.
Aquí os presento, dos trabajos hechos con las servilletas que véis en la otra foto: una caja de pañuelos y una caja reciclada de una antigua caja de cigarros. En este caso las servilletas se han pegado en tiras completas, ya que los colores combinaban perfectamente con la base de color melocotón. En la parte inferior se ha añadido un terciopelo de color beige para proteger los muebles del roce.